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LA VIRGEN DE GUADALUPE EN ESPAÑA
Son la misma devoción? Te explicamos cuáles son las diferencias y similitudes entre ambas advocaciones.
El Arzobispo de Toledo (España), Mons. Francisco Cerro Chaves, aclaró en una entrevista que se trata de dos advocaciones diferentes de la Virgen María.
Precisó que ambas apariciones tienen en común la particularidad de que los videntes son hombres “humildes y sencillos”. “En sus apariciones la Virgen ha demostrado que tiene amor por los simple y una preocupación por acercar el mensaje del Evangelio a todos sus hijos, incluso a los más pobres”, dijo.
La Virgen de Guadalupe en España
Mons. Cerro Chaves puntualizó que la advocación mariana que está en España es llamada “la Guadalupense” y también es conocida con otros nombres como la “Morenita de las Villuercas o la patrona de Extremadura”. Se le denomina así porque fue en el río de Guadalupe de las montañas de las Villuercas, de la comunidad autónoma española de Extremadura, donde se le apareció al pastor Gil Cordero en el siglo XIII.
De Acuerdo al Real Monasterio de Guadalupe, la imagen fue tallada por el mismísimo San Lucas y enterrada con él. Siglos después la talla llegó a Sevilla en España donde fue venerada hasta el comienzo de la invasión árabe en el año 711. Para evitar su destrucción fue escondida y posteriormente se perdió.
La imagen permaneció 500 años enterrada hasta que la Virgen se apareció a Gil Cordero, a quien le encomendó excavar en el mismo lugar de la aparición. Allí encontró la imagen y posteriormente se edificó una ermita que después se convertiría en monasterio y santuario.
La Virgen de Guadalupe en México
Por su parte, la Virgen de Guadalupe que la gran mayoría de católicos conoce se apareció siglos después, entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531 al indio San Juan Diego en el cerro del Tepeyac, al norte de la actual Ciudad de México. Allí la Guadalupana le pidió que se construya un templo católico, a los pies de la montaña.
Al presentarle el pedido al entonces Obispo de México, Fray Juan de Zumárraga, San Juan Diego llevó como signo su tilma llena de rosas aparecidas milagrosamente en el árido Tepeyac. Al abrir la tela, quedó estampada en la tela la imagen de la Virgen de Guadalupe.
La tilma de San Juan Diego con la imagen original de la Virgen de Guadalupe se conserva hoy en la Basílica de Guadalupe, en Ciudad de México.
Diferencias:
El P. Raúl Muelas Jiménez, Provicario General de la Arquidiócesis de Toledo, señaló que la advocación de Extremadura “aparece como una Virgen madre, con su hijo en brazos y aparece con esa estética propia de las Vírgenes negras españolas del Occidente de Europa”.
El sacerdote la describe además como portadora de “un rostro muy bello, un rostro muy sencillo, un rostro maternal y sobre todo ese color caoba que ella tiene con su manto triangular”.
Asimismo, precisa que la Virgen de Guadalupe en México se muestra a los fieles como “Madre Inmaculada que está encinta, parada en una luna negra que representa ese vencer al mal”.
Origen del Nombre
El P. Eduardo Chávez, postulador de la causa de canonización de San Juan Diego y uno de los mayores expertos en las apariciones de la “Morenita del Tepeyac”, explica que el nombre de Guadalupe tiene "origen árabe" y "su significado es el cauce del río. Ella no es el agua, sino que lleva. Ella transporta el agua, el agua viva es Jesús”.
El sacerdote mexicano precisa que si bien la Virgen de Guadalupe no corresponde a la advocación del mismo nombre que se venera en Extremadura, “toma la palabra Guadalupe. Su nombre es Santa María de Guadalupe. Y lo dice desde los documentos más antiguos”.
Estrellas de la Evangelización
No obstante las diferencias o similitudes que puedan tener, Mons. Cerro Chaves aclara que ambas advocaciones tienen un claro mensaje para los pueblos hispanohablantes: el de la evangelización.
Anunciar a Jesucristo es lo que más necesitan nuestros pueblos y la gente. A través de María redescubramos la necesidad que tenemos de llevar el Evangelio a Jesús”, alentó el Arzobispo, quien hizo un llamado a los cristianos a no dejar que nadie se pierda de la Palabra de Dios.
“Perderse a Jesucristo es perderse lo mejor de la vida. No queremos que ningún pueblo ni nadie, ni ninguna persona se pierda a Jesús, que es fruto bendito de María, nuestra madre, en su seno purísimo”, subrayó el Prelado.

La otra Guadalupe de la que quizá no hayas oído hablar
Aunque en México se conoce a la Virgen de Guadalupe como patrona del país, la Guadalupe española precede en siglos a su homóloga mexicana.
En el corazón de Extremadura (España) hay un santuario que desde hace mucho tiempo ocupa un lugar especial en los corazones y las almas de los peregrinos: el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Y sí, aunque la Virgen de Guadalupe es conocida en México como patrona del país y Emperatriz de las Américas, la Guadalupe española tiene una historia que precede en siglos a su homóloga mexicana.
Los orígenes de la Guadalupe española se remontan a finales del siglo XIII, cuando un pastor llamado Gil Cordero hizo un descubrimiento extraordinario mientras cuidaba su rebaño a orillas del río Guadalupe (también conocido como Guadalupejo), de ahí el nombre de la imagen de la Virgen. Entre la densa vegetación, se topó con una estatua de la Virgen María, tallada en madera oscura y que irradiaba un aura de santidad que captó inmediatamente su atención. El pastor creyó que la estatua había sido escondida durante la conquista árabe de la Península Ibérica y compartió su hallazgo con la comunidad local.
La noticia corrió como la pólvora y los peregrinos no tardaron en acudir al lugar en busca de la intercesión y las bendiciones de la Virgen. Su fervor alcanzó un nuevo nivel en 1340, cuando el rey Alfonso XI, victorioso en la batalla del Río Salado (también conocida como batalla de Tarifa) contra los moros, atribuyó su triunfo al patrocinio de la Virgen. En agradecimiento, encargó la construcción de un gran monasterio jerónimo para albergar la venerada estatua y servir de centro de peregrinación y crecimiento espiritual.
Terminado en 1389, el monasterio floreció durante el siglo siguiente, convirtiéndose en un faro de fe y aprendizaje que atrajo a eruditos y teólogos de toda España. La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, conocida cariñosamente como La Negrita por su tez oscura, se convirtió en símbolo de la identidad española y fuente de inspiración para generaciones de creyentes.
El nombre de «Guadalupe» y la leyenda de la imágen
La etimología del nombre «Guadalupe» sigue siendo objeto de debate. Algunos creen que procede de la palabra árabe «wadi» y del latín «lupus», que significan «río» y «lobo», respectivamente – como en «el río de los lobos». Independientemente de su origen, el nombre de Guadalupe ha quedado indisolublemente ligado a la devoción mariana en España, especialmente en la región de Extremadura.
La historia de la estatua es literalmente legendaria. Una antigua leyenda afirma que la imagen habría sido creada por san Lucas Evangelista en un taller de escultura palestino del siglo I. A lo largo de los siglos, fue venerada en Acaya y en distintas iglesias bizantinas. Más tarde, el Papa Gregorio Magno regaló la escultura a san Leandro, arzobispo de la Sevilla visigoda. Leandro consagró la imagen en una ermita a las afueras de la ciudad, pero durante la invasión musulmana del año 711, los cristianos de Sevilla escondieron la imagen en una caja cerca del río Guadalupe, enclavado en las montañas de las Villuercas, al pie de la sierra de Altamira.
La leyenda cuenta que la Virgen se apareció tres veces al pastor Gil Cordero y le ordenó que reuniera al obispo local y construyera una iglesia en el lugar donde la habían encontrado. El obispo, escéptico al principio, se convenció finalmente de la autenticidad de la aparición por varios sucesos milagrosos, y fue con Gil Cordero a buscar la imagen de la Virgen.